17 de outubro de 2010

Un pacto que perdure en el tiempo

Silvina Gvirtz
Para LA NACION

Domingo 17 de octubre de 2010

El estudio de Gallup confirma que una gran parte de la población argentina ve con ojos críticos la calidad del sistema educativo. Los resultados de las pruebas de evaluación de calidad nacionales e internacionales indican que esta percepción es correcta.

La crisis del sistema tiene larga data. Desde el retorno de la democracia, los principales diarios y voces provenientes de diversas universidades y centros de investigación denuncian el problema. El desafío urgente es diseñar soluciones que nos permitan salir del cuadro alarmante con la mayor celeridad posible.

Entre los encuestados no hay consenso acerca de cuáles son las causas del problema. Señal de una lectura inteligente; el problema es multicausal. Mejoran algunas variables, por ejemplo, hay un aumento significativo del presupuesto y del salario docente. Sin embargo? ¿por qué no mejora la calidad?

Primero, como dijimos, el problema no se explica por una sola variable. Mejorar el sistema requiere trabajar con una serie de medidas en paralelo. Segundo, porque la mejora también demanda el diseño de políticas de mediana duración, sólidas políticas de Estado que perduren más allá del gobierno de turno.

Un paso adelante sería concretar un pacto educativo que fije lineamientos de política consensuados por diversos partidos políticos. ¿Será posible tan alto desafío en un país poco acostumbrado al diálogo y al consenso? Sin este primer escalón, la mejora educacional se asemeja a una utopía. Algunos aspectos de este pacto ya se encuentran en la ley nacional de educación. Se trataría de agregar otros y, fundamentalmente, traducirlos a metas concretas y observables, susceptibles de una rendición de cuentas a la sociedad.

¿Cuáles podrían ser algunos de esos lineamientos? Uno, central, llevar en cinco años el 30% de las escuelas (aquellas que atienden a población vulnerable) a una jornada escolar extendida o completa. Una segunda meta debería orientarse a garantizar conectividad y computadoras suficientes en todas las escuelas primarias y medias del país. Hoy el plan Conectar Igualdad está iniciando este trabajo con las escuelas medias. ¿Será posible (sin importar quién gobierne) que en un horizonte no muy lejano se garanticen políticas similares para la primaria? En la encuesta referida, el 73% de los encuestados considera esta medida bastante o muy importante.

Hay que recalcar la necesidad de un pacto educativo que acuerde ciertas políticas, y siente las bases para que éstas puedan sostenerse a lo largo del tiempo. ¿Seremos capaces de semejantes desafíos? De otro modo, dentro de diez años estaremos leyendo una encuesta muy similar a la de hoy.

La autora es directora de la maestría en Educación de la Universidad de San Andrés.

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