18 de abril de 2012

El Estado de la Ciencia, Nora Bar


Como se hace anualmente, ayer al atardecer se presentó una nueva radiografía de la ciencia iberoamericana elaborada por la Red de Indicadores de Ciencia y Tecnología Iberoamericanos e Interamericanos (Ricyt). El informe, dirigido por el doctor Mario Albornoz y coordinado por Rodolfo Barrere, director del Centro Redes, no sólo traza una imagen detallada de la actividad científica y tecnológica de la región, sino que además analiza las tendencias, detecta oportunidades e identifica falencias.
En ese sentido, la primera conclusión que surge de este balance es positiva: si el valor de la ciencia y la tecnología ya no se discuten en ningún lado, en América latina son actividades fuertemente en alza. Acompañando el crecimiento económico, en la última década se duplicó el número de publicaciones de investigadores iberoamericanos en revistas indexadas de la mayoría de las bases de datos, la cantidad de graduados creció exponencialmente (un 82%), igual que los doctorados, se multiplicaron las publicaciones en tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) y también aumentó la inversión medida en relación con el PBI (aunque esto levemente: sólo Brasil cruzó la barrera del 1% y en la Argentina ronda el 0,60%, después de Cuba, con un 0,64%). Un dato notable es que el país (que recuperó su participación en la inversión regional) tiene un 15% de los investigadores de América latina y el Caribe, pero un 9,5% de la inversión.
Pero (siempre hay un "pero") a pesar del esfuerzo todavía queda mucho por delante: la presencia latinoamericana en el escenario científico y tecnológico mundial casi no varió entre 2000 y 2009 (es de apenas el 2,8%), tres países (Brasil, México y la Argentina) concentran casi el 90% de la inversión total en investigación y desarrollo, aunque se registra un gran déficit en ingenieros y especialistas en ciencias exactas, nuestros estudiantes muestran una fuerte inclinación por las disciplinas humanas (una preferencia que se manifiesta acentuadamente entre nosotros). Localmente, la financiación privada en ciencia y tecnología es todavía muy baja (del 21,4%) y a pesar de la productividad creciente casi no varió el número de patentes.
"Por lo pronto [queda claro que] la ciencia y la tecnología han entrado en la agenda de los gobiernos latinoamericanos", dice Albornoz, pero destaca que el diagnóstico pone de manifiesto un rasgo común: la debilidad. Entre los desafíos que habrá que enfrentar, está sin duda hacer más eficiente la transferencia tecnológica y aprovechar las oportunidades que ofrece la innovación, pero controlando posibles efectos negativos y vigilando que los avances no afecten negativamente la distribución del ingreso o aumenten, en lugar de disminuir, la brecha social. Como decía Huxley: "Hay una sola posibilidad de acertar, pero las de errar... son infinitas"..

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