12 de agosto de 2012

Chile: Sobre la actual coyuntura del movimiento estudiantil , José Joaquín Brunner


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Entrevista sobre el tunel y la encrucijada en que se encuentra el movimiento estudiantil, publicada en La Tercera, sábado 11 de agosto de 2012.
José Joaquín Brunner (PPD): "El movimiento estudiantil entró en un túnel del que no puede salir"
“La Concertación no está preparada para manejar ningún tema país”, dispara el ex ministro José Joaquín Brunner (PPD), quien también critica la lentitud del gobierno para solucionar algunas demandas del sector.
Pese a estar alejado de la coyuntura, José Joaquín Brunner (PPD), ex ministro del gobierno de Eduardo Frei y experto en educación, sigue con atención la agenda que se instaló a raíz de las movilizaciones estudiantiles del 2011. Sus críticas se reparten entre la desorientación del movimiento -reflejada en las violentas protestas del miércoles- y la lentitud del gobierno para hacerse cargo de algunas de las demandas instaladas en la opinión pública, como el combate al lucro. Sus principales dardos, sin embargo, van dirigidos a la Concertación. “Tras la derrota presidencial, se ha sumido en la total confusión, con volteretas de dirigentes que hace un par de años decían una cosa y que ahora afirman totalmente lo contrario, pidiendo perdón por todo lo que no se hizo en educación. Han tratado de tapar lo realizado casi con vergüenza. La Concertación cortó su propia historia”, sentencia.
¿Cómo evalúa el estado actual del movimiento estudiantil?
Hace rato que el movimiento estudiantil y sus movilizaciones entraron en un túnel del cual parecen no poder salir. Las marchas se han vuelto una performance rutinaria, con un corolario de violencia que reflejan la elección de un “método de lucha”, una expresión de acción irracional-anárquica y una manifestación de jóvenes desintegrados que utilizan la calle como escenario para la anomia.
Por su parte, el liderazgo del movimiento está desconcertado. Los dirigentes no saben cómo reaccionar frente a los hechos de violencia, se declaran impotentes, y no actúan con la solidez y coherencia con la que lo hacían los líderes del año pasado. La condición propiamente político-cultural del movimiento se ha vuelto errática. A esta altura, no se sabe cuáles son sus metas, sus reivindicaciones, convicciones y compromisos. Algunos, como Giorgio Jackson, dan muestra de una reflexión autocrítica; otros ofrecen explicaciones confusas, como lo hace Gabriel Boric; y otros, como Camila Vallejo, que creyeron que desde la calle controlaban a los partidos, ahora descubren, con frustración, que los engañaron.
¿Por qué se ha perdido la fuerza del año pasado?
Los dirigentes estudiantiles hoy se enfrentan a un entorno que no comprenden y están paralizados frente al conjunto de iniciativas para mejorar la educación que se discute en el Congreso. Ellos insisten en sus mismas reivindicaciones y aparecen como ninguneados por el gobierno, en vez de hacer propuestas novedosas acordes al nuevo escenario. Además, los propios estudiantes se dan cuenta de que muchas de sus demandas han sido escuchadas, como el aumento de becas. A esto hay que sumarle que la opinión pública está centrada en un escenario preelectoral y que se da cuenta de que la economía crece y da empleo.
¿Qué debieran hacer entonces?
Redefinir sus demandas y dialogar con el gobierno. Deben tomar un respiro y valorar todo lo logrado. Sin embargo, debido a que la Confech anunció que habría un colapso total del sistema político, todas las victorias parciales parecen secundarias.
¿Cuáles han sido esos triunfos?
Se levantaron demandas como el fin al lucro, el que ha sido abordado seriamente por primera vez, y se creará una Superintendencia de Educación, por ejemplo. Ha habido triunfos económicos, políticos y simbólicos. Lo increíble es que para sus dirigentes ninguna de estas cosas sean logros importantes.
A diferencia del 2011, los dirigentes actuales no han logrado crear una nueva agenda, no tienen una buena relación con los medios ni el carisma de Vallejo y Jackson. Se mueven en un discurso radicalizado, pero sin capacidad para controlar la violencia.
¿Las marchas ya no tienen utilidad?
Salir a gritar otra vez por la gratuidad y contra el lucro es un recurso que alcanzó su máxima expresión el año pasado y de ahí ha venido deshilachándose. La demostración patente del fracaso de esta estrategia quedó en evidencia en la movilización del miércoles pasado, en la que hubo poca gente y mucha violencia. La peor combinación.
Giorgio Jackson se quejó de que mientras el miércoles la marcha estudiantil hacía noticia por la violenta y poca convocatoria, se avanzaba en el Congreso en la aprobación del incentivo tributario a la educación, lo que, a su juicio, profundiza la segregación social.
Lo que hay que destacar es que tendremos una reforma tributaria que significará mil millones de dólares para la educación. Esto es un tremendo avance, aunque la reforma también incluya ese “punto negro” que es la rebaja tributaria para un cierto tramo de familias de clase media.
A diferencia de los ministros Joaquín Lavín y Felipe Bulnes, Harald Beyer ha optado por no reunirse con los dirigentes estudiantiles. ¿Le parece correcta esa estrategia?
El ha movilizado con prontitud una cantidad de proyectos de ley y les ha dicho a los jóvenes que discutan sus ideas en el Parlamento. Eso me parece inobjetable. Los estudiantes, sin embargo, no han seguido ese lógica, porque para ellos es una derrota si sus visiones no se aceptan íntegramente. Por eso siempre dan la sensación de que pierden.
La actitud de Beyer ha sido adecuada, ahora hay que ver si tiene logros concretos. Lo que sí es claro es que ahora el gobierno controla mejor la situación de lo que lo hacía en la época de Lavín y Bulnes.
¿Es optimista?
Sí, pero existe el peligro de que los cambios en la educación se paralicen debido a un empate. Ya que como ni la Concertación ni el gobierno ni los estudiantes están sentados en una mesa buscando acuerdos y ningún sector tiene la fuerza para imponerse por sobre otro, todo puede quedar en nada.
Se ha criticado al gobierno por no zanjar el lucro en la educación.
El Ejecutivo ha sido lento y confuso en su promesa de avanzar en el marco regulatorio y aprobar una Superintendencia de Educación, con atribuciones reales para detectar a las universidades que lucran.
Sin embargo, yo creo que el problema de fondo no es este, sino que la desigualdad del sistema educacional, lo que tiene poco que ver con el lucro. Esta se supera, entre otras cosas, con más recursos, pero hay que ver el debate por la reforma tributaria para darse cuenta de lo difícil que es lograr mayor financiamiento.
Lamentablemente, estos temas de fondo no se han discutido, debido a la falsa ilusión de que todo se soluciona terminando con el lucro. Se pueden cerrar muchas universidades que profitan, pero eso no va a mejorar la calidad de la educación ni la formación de profesores.
"OPORTUNISMO DE LA CONCERTACIÓN"
¿Cómo se ha manejado la Concertación frente a las demandas estudiantiles?
Estoy decepcionado y frustrado, han faltado propuestas y una visión de futuro. El 2011 muchos parlamentarios, en un salto mortal tremendo, dijeron: “Estamos de acuerdo con todo lo que plantean los estudiantes”. Le hicieron creer a la Confech que ellos casi estaban conduciendo al país, lo que nunca fue verdad. Esto explica la desilusión actual de sus dirigentes, quienes llegaron a pensar que, con solo llegar a las graderías del Congreso, los parlamentarios votarían como ellos querían. Los estudiantes se equivocaron, pero los que alimentaron esa ilusión fueron los propios políticos. Mientras el movimiento fue fuerte, todos aparecían detrás de los jóvenes, y ahora que está debilitado, se alejan. Y la gente se da cuenta del oportunismo de la Concertación.
¿La oposición está preparada para volver al gobierno y hacerse cargo de los problemas de la educación?
No está en condiciones de manejar ni ese ni ningún otro tema país. La única preparación de la Concertación actual es mirar a Nueva York y decir “hagamos las menos olas posibles, para que nuestra candidata vuelva tranquila y tengamos un gobierno donde podamos participar”. ¿Qué va a proponer la Concertación frente a los temas país si está sumida en la confusión total?
¿Michelle Bachelet podría ordenar a su sector y avanzar en educación?
Podría hacer algo, porque efectivamente logró un acuerdo importante con todos los sectores para terminar con la Loce. ¿Y qué hace ahora la Concertación frente a ese consenso transversal? ¡Se tapa la cara! Y lo ridiculizan diciendo: “Lo peor que hicimos fue el ‘acuerdo de las manitos tomadas’”.
Yo me pregunto qué le dirán a la opinión pública cuando se le pida a la Concertación buscar acuerdos, porque todos sabemos que sin consensos no se avanza ni un paso. Bachelet logró crear una ley que está cambiando el sistema de dirección de la educación y nadie habla de eso. ¿Quién se atreve a defender nuestros logros, aparte de dirigentes lúcidos como Ricardo Lagos o Camilo Escalona?
¿La derecha está más preparada entonces para tratar estos temas?
No necesariamente, porque en educación lo que el gobierno ha hecho es continuar con las políticas de la Concertación, pero profundizadas debido a la presión del movimiento estudiantil. No olvidemos que 10 años atrás la derecha decía que no había que dar un peso más para la educación porque se gastaba mal. ¡Y ahora proponen una reforma tributaria para financiarla! Esto lo deben haber aprendido cuando llegaron al poder.
Publicado por jjbrunner 

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