16 de março de 2013

Bachelet deja Naciones Unidas y regresa a Chile para repostular a la Presidencia



La expresidenta es la única baza del centroizquierda con miras a las elecciones de noviembre

 Santiago de Chile 16 MAR 2013 - 06:14 CET, El País

Michelle Bachelet, esta semana en Nueva York.
La expresidente chilena Michelle Bachelet ha puesto fin este viernes en Nueva York a meses de silencio sobre su futuro político. La directora Ejecutiva de ONU Mujer, que se radicó en Estados Unidos y asumió el cargo en septiembre de 2010, ha informado que renuncia a Naciones Unidas para regresar a Chile por motivos personales: “Vuelvo a mi país”, ha dicho a través de Twitter.
La socialista ha hecho el anuncio en inglés durante su discurso de cierre de la Comisión Jurídica y Social de la Mujer, en la sede principal de la ONU, en Manhattan. El secretario general, Ban Ki Moon, ha señalado a través de un comunicado de prensa su gratitud por su servicio: “Ella fue la persona correcta en el trabajo correcto y en el momento correcto. Su liderazgo visionario dio a ONU Mujeres el comienzo dinámico que necesitaba (…). Agradezco a Bachelet por sus contribuciones y le deseo mucho éxito mientras ella se embarca en el siguiente capítulo de su extraordinaria vida”.
La decisión no toma por sorpresa ni a la clase política chilena ni a la ciudadanía: la exmandataria, desde que dejó el Palacio de La Moneda en marzo de 2010, ha mantenido un elevado apoyo ciudadano y, aunque ha optado por prolongar el misterio, es un hecho probado que regresará a Chile para repostular a la Presidencia con miras a las elecciones de noviembre.
De acuerdo a la última encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP), un 54% tiene decidido votar por Bachelet y su apoyo ha sido calificado por los analistas como un fenómeno. Las proyecciones indican que, de mantener su respaldo, podría ganar en primera vuelta, ya que supera por amplia ventaja a los otros precandidatos de su conglomerado, la Concertación. Los números también le dan holgura frente a las cartas presidenciales de la derecha: el exministro Laurence Golborne (15%), que lideró el rescate de los 33 mineros, y el exjefe de Defensa, Andrés Allamand (7%).
En diciembre pasado, cuando arribó a Santiago para celebrar las fiestas de fin de año, Bachelet anunció en una breve e informal declaración ante la prensa que este mes entregaría noticias sobre su candidatura: “Hablemos en marzo”, señaló en la puerta de su domicilio de la capital chilena.
Desde que dejó la jefatura de Estado, y sobre todo después de que se radicó en Nueva York, ha mantenido un inquebrantable silencio sobre la coyuntura local, lo que produce nerviosismo tanto en los partidos que la apoyan como entre sus adversarios. Cada una de sus visitas a Chile, donde llegaba de sorpresa y tratando de pasar inadvertida, generaba alta expectación ciudadana y mediática.
De acuerdo a sus asesores, un grupo reducido que cultiva la discreción total, la expresidente llegará a Chile la última semana de marzo y, recién entonces, antes del día 31, anunciará que esta disponible para correr la carrera presidencial. El 13 de abril será proclamada por dos partidos de centroizquierda, el socialista y el PPD, y posteriormente inscribirá su precandidatura con miras a las primarias de la oposición del 30 de junio. Bachelet se medirá con el abanderado democristiano, Claudio Orrego (1%); el presidente del Partido Radical, José Antonio Gómez (1%); y su exhombre de confianza y ministro de Hacienda de su Gobierno, el economista Andrés Velasco (2%). La votación, sin embargo, no contempla ningún riesgo para la socialista y se realiza, sobre todo, como una señal de inclusión ante la ciudadanía que no tolera que las decisiones políticas se sigan tomando entre cuatro paredes.
Bachelet evitará realizar pronunciamientos de fondo durante sus primeros días en Chile y se dedicará, sobre todo, a escuchar las demandas de un país que en su ausencia cambió profundamente. En el socialismo se informa que es altamente probable que comience una gira por distintas ciudades de Chile para reunirse con pobladores y organizaciones sociales.
Una de las grandes incógnitas que todavía Bachelet no ha despejado son las propuestas para llegar otra vez a La Moneda. En su ausencia, el país vivió una de las mayores transformaciones con las protestas estudiantiles de 2011. Chile cambió: la población se rebeló contra la desigualdad, una de las mayores del mundo, y demanda más equidad y control de los abusos en un país libremercadista donde los servicios públicos están debilitados.
Entre líneas, sin embargo, la médico socialista ha dado algunas luces de lo que podría hacer en cuatro años de gobierno. En una decena de cartas públicas, que ha hecho llegar en el último año a diversas organizaciones, ha manifestado su interés por una reforma tributaria de fondo, cambios al sistema electoral binominal y ha hecho hincapié en áreas como la educación, salud y el área laboral. De acuerdo a sus asesores, un eventual nuevo período también pondrá énfasis en la equidad de género.
Uno de los principales desafíos que deberá enfrentar la exmandataria será su relación con los partidos políticos de la Concertación, desprestigiados como todas las instituciones democráticas de Chile y con una popularidad del 22%. Bachelet en su campaña deberá hacerse cargo de los aciertos y errores tanto de su gobierno como de su conglomerado, que gobernó Chile entre 1990 y 2010. Los cercanos a Bachelet anuncian en privado que apostará por nuevos rostros y por la inclusión de nuevos movimientos sociales , aunque resulte una tarea compleja. Intentará, además, ampliar la base de apoyo de la Concertación y, por primera vez desde el retorno a la democracia, los comunistas podrían regresar a La Moneda de la mano de la expresidente.

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